El Presidente descarta -por ahora- una purga de los aliados de la vicepresidente que ocupan cargos, pero asumió una decisión política que podría aplacar los efectos económicos causados por la crisis interna
Alberto Fernández juzgó ante ciertos ministros de su confianza que las cuestionamientos de Cristina Fernández de Kirchner al Gobierno ponen en jaque la estrategia política destinada a contener la inflación. El Presidente sostuvo en la intimidad de Olivos que la suba constante de precios podría aplacarse con el crecimiento sostenido de las expectativas sociales, y a continuación explicó que las críticas sistemáticas de la Vicepresidenta erosionan la confianza de la sociedad y la estabilidad política del gabinete.
Cristina regaló “Diario de una Temporada en el Quinto Piso” al jefe de Estado. Se trata de un best seller político escrito por el sociólogo Juan Carlos Torre, que trabajó en el Palacio de Hacienda cuando Raúl Alfonsín ocupaba la Casa Rosada. Torre aprovechó su formación académica y su cercanía con Juan Vital Sourrouille - ministro de Economía de Alfonsín- para revelar y describir los desmanejos del gobierno radical con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El Presidente consideró ese regalo como una puñalada pública de CFK y descalificó la comparación implícita que la elección del libro pretendió instalar la Vicepresidente: Alberto Fernández no cree que su gestión económica sea similar a los sucesivos planes que ejecutó Alfonsín y rechazó considerar que la actuación de Bernardo Grinspun y Sourrouille pueda tener cierto parecido con las negociaciones emprendidas por Martín Guzmán en el FMI.
El regalo de Cristina encierra una paradoja política que ayer era comentario obligado en la Casa Rosada: Guzmán recomendó “Diario de una Temporada en el Quinto Piso” a la Vicepresidenta, y ella lo utilizó para cargar contra el Presidente y su ministro de Economía.
Antes de la fractura explícita entre Alberto Fernández y CFK, Guzmán explicó a la Vicepresidente determinados aspectos de las crisis financieras que soportó Alfonsin, Grinspun y Sourrouille hace casi cuarenta años, y se guardó cierta información clasificada que compartió con el Presidente para ratificar que no hay punto de comparación entre la administración radical y el actual gobierno peronista.
Torre menciona a un silencioso backchannel que respondía a Paul Volcker, director de la Reserva Federal durante la presidencia de Ronald Reagan. Ese enviado de Volcker -ver la página 247 del libro citado- fue clave para Alfonsín, y no tuvo parangón en las negociaciones que emprendió Guzmán. El ministro de Economía conoce al backchannel de Volcker, y por eso puede explicar que no se parece en nada a Grinspun y Sourrouille.
En diálogos compartidos con Juan Manzur -jefe de Gabinete- Santiago Cafiero -canciller-, Matías Kulfas -ministro de Desarrollo Productivo- y Guzmán, el Presidente argumentó que no es posible ralentizar la inflación sin expectativa social. Y esa expectativa -opinó Alberto Fernández- no será robusta mientras CFK cuestione su agenda política y su perspectiva del tablero global.
Ya no es un secreto de Estado que la Vicepresidente desea desplazar a Guzmán, y esa pretensión política choca de frente con un decisión personal asumida por Alberto Fernández. El Presidente sostendrá al ministro de Economía, y resolvió que tenga plenos poderes en la negociación internacional destinada a lograr el total abastecimiento de gas para 2022.
Sin gas no hay electricidad, y sin electricidad, Guzmán, Kulfas, Manzur y Cafiero pueden transformase en un blanco fácil de La Cámpora y el Instituto Patria. Alberto Fernández tiene previsto hacer anuncios importantes en materia en energética -podrían ocurrir el jueves-, y detrás de esos anuncios hay una gestión silenciosa que lideraron el canciller y el ministro de Economía.
Los informes reservados que llegan al despacho presidencial aseguran que la inflación de marzo estará por encima del seis por ciento. Alberto Fernández y sus ministros de confianza asumen que la cifra contempla la crisis local y el impacto de la guerra ilegal que Rusia libra con Ucrania.
Pero al momento de proyectar hacia adelante, en el Gabinete se desliza un cuestionamiento puntual al jefe de Estado. Si se toma como válido que los cuestionamientos de CFK al Gobierno debilitan las expectativas y afectan “la Guerra contra la Inflación”, Alberto Fernández no tendría otra alternativa que alinear a la Vicepresidente.
Y eso es lo que se espera en el círculo más estrecho del Presidente.
El jefe de Estado quedó muy molesto con la finta de esgrima que ejecutó Cristina con el libro de Torre. Pero hasta hora se limitó a ignorar el obsequió de la Vicepresidente que llegó a su nombre. En Gobierno aún dudan si hará su lance final.
Fuente: Infobae
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